El clásico "las mujeres y los niños primero" se ha convertido en "el dinero primero" entre los ciudadanos rusos tras el inicio de las sanciones económicas por parte de Occidente. Ante el temor de que el Rublo siga bajando y dentro de poco solo sirva de papel higiénico, utilizan las criptomonedas para poner a salvo su dinero.
Ante este desplome, los mandatarios rusos intentan evitar la huída de inversión extranjera y de los ahorros de sus ciudadanos adaptando las típicas coletillas que todos oímos en Navidad cuando nos damos cuenta de que una vez mas, no nos ha tocado la lotería:
"El dinero no da la felicidad", "Lo importante es la salud" o el clásico "Dios aprieta, pero no ahoga", no parece que consuele ni a inversores ni a ciudadanos, que prefieren aplicarse otro tipo de refranes clásicos como: "el que no corre, vuela", "a otro perro con ese hueso", y sobre todo, "tonto el último".